10:23 -
cuento
No comments


CASUALIDAD ONÍRICA
Mientras
caminaba por la acera, Jaime Carrizales recordó el sueño y sin saber por
qué empezó a temblar. Caminaba
exactamente por donde lo había hecho ayer, anteayer y el miércoles. Sabía que
sus pasos ya
estaban señalados,
como si no fuera dueño de sí mismo iría a la a plaza, a encontrarse
como siempre con el prado bien podado, con las palomas picoteando, los
pensionados leyendo sin distracción la prensa, y con aquel hombre de
camiseta negra que tanta curiosidad le causaba porque de él solo conocía su
espalda, cada vez que se acercaba para tocarlo y descubrir su cara, se despertaba.
Al
tercer día, Él comentó a su esposa lo que había estado soñando desde hacía ya
una semana. El miércoles a la madrugada
se levantó sudando frío y por ese día no pudo conciliar más el sueño, ella muy preocupada, le sugirió que la
próxima vez, para quitarse ese problema de encima, llevara su
pistola y lo matara. Así fue, esta vez
sí parecía ser el día, entonces llegó a
la plaza y se sentó.
Para
llegar allá, Jaime Carrizales caminó por la acera como de costumbre, recogió
una vez más los pasos, pero ahora trato de cambiar el derrotero, espantó las
palomas que comían tranquilas,
groseramente se atravesó por en medio los pensionados y pisó el prado
como nadie lo había hecho, hasta que llegó a la banca del hombre con camisa a
rayas. Le tocó el hombro, para ver quien era, entonces él se levanto,
sacó una pistola y lo mató.